lunes, 30 de junio de 2008

30.000 minutos de silencio


En medio del ardor patriótico, las avalanchas emotivas y los excesos retóricos, Público encuentra un hueco para un reportaje por el trigésimo aniversario de aquella vergüenza de Mundial, con los montoneros escuchando los goles del Monumental desde el subsuelo de la Esma.

viernes, 27 de junio de 2008

Lineker se equivocaba




Adelante, muchachos: sólo son once alemanes.

"El cielo no me ofrece garantías"



Mi himno por antonomasia para los reencuentros y los regresos. Miren al frente, sin más. "Estamos en la tierra cuatro días y el día no me ofrece garantías".

Hoy es viernes y tocan Los Rodríguez: 2% de rumba; 98% de rock.

PS. Vicè, le sigo debiendo dos canciones.

"Es tan hermoso que duele"

Como esto de la blogosfera es un poco endogámico supongo que todos los que frecuenten esta casa serán también visitantes habituales de las de mis vecinos de la derecha. Este post es por si hubiera algún despistado, que no debe acostarse sin haber visto esto. Un homenaje a los héroes que lo sacrifican todo por ver cumplidos sus sueños. Una lagrimita en su memoria.

PS. Y de paso pongan la dirección en favoritos, que el tipo sabe de esto de juntar letras.

miércoles, 25 de junio de 2008

Otro psicópata a la vista


Algunos de los que frecuentan esta casa y el que escribe no tienen reparos en airear su debilidad por personajes de dudosa moralidad: gente capaz de estafar a inmigrantes, de arruinar negocios decentes o de aplicar un sentido de la justicia cuanto menos cuestionable. Hablamos de ficción, claro está, dilemas para pasar el rato en este mundo tan frívolo.

Esta noche, tras el Alemania-Turquía, Dexter se presenta en sociedad (22:45, Cuatro). No les cuento nada por si tienen curiosidad, pero la posibilidad de empatizar con un psicópata, aunque no es novedosa, parece sugerente, ¿verdad? Ya he visto las dos primeras temporadas y ardo en deseos de nuevas aventuras. No se lo pierdan, ya me cuentan.

martes, 24 de junio de 2008

NYC-Tijuana (IV)

-Hagámos cálculos. ¿Cuántos hígados dijo Roger que necesitaba?

….

Los 60 kilos de Brian regresan de su viaje de alucinógenos con la conciencia intacta y un infernal dolor de cabeza. -Puto brebaje local, piensa. Tal vez sea de noche.

Que algo no va bien lo sabe desde que los reflejos de neón comenzaron a bailar sobre su cabeza en aquel motel; lo que no comprende del todo es qué cojones hace en la sucia trastienda de una gasolinera de la ruta 44 con las manos atadas a la espalda y sus tres amigos de Berkeley durmiendo como angelitos a su lado.

-Me sacáis 20 kilos y esa mierda era igual de dura para todos. Despertad, cabrones, susurra.

La poca saliva y una presencia le impiden hacerse oír. Alguien aguarda en el umbral de la puerta una respuesta al teléfono:

-Sí, Roger, soy yo. Tengo cuatro pollos listos para tu barbacoa.

-…

-No, todavía están frescos. Son jóvenes y parecen fuertes.

-…

-¿Y qué hago con el otro?

-…

-Gracias. De acuerdo, pasa a recogerlos cuando quieras.

Era el encargado de la gasolinera, Pete, su gorra de New Holland y su presencia peligrosa. Si había alguna duda de que la droga en la bebida no era una broma, esa conversación y un recuerdo borroso sobre hígados no iban a devolverle la esperanza. El revólver no está lejos, sigue en el bolsillo derecho, pero esa distancia, en su situación, es todo un mundo.

Pete desciende pesado y sonriente los doce escalones de madera que separan la estación de servicio de su trastienda. El cabrón parece disfrutar. Brian, resuelto, trata de mantener el tipo con la palabra, lo único que le queda:

-¿Qué cojones está pasando aquí?

-Ey, preciosa, buenas noches. ¿Has dormido bien?

-No juegues, cabrón, ¿qué quieres de nosotros?

-Tranquilo, muchacho, -responde bajando hasta su altura y dándole una bofetada cariñosa-. Un amigo quiere ofreceros un trabajito y la copa os ha sentado muy mal, eso es todo. Ya os dije que las bebidas son muy fuertes por aquí.

(Por aquí, piensa Brian, es un puto estercolero de carretera, camino de Tulsa, lo que es lo mismo que decir entre el olvido y ninguna parte; un nido de palurdos donde es delito abrir una botella de soda sin un ingeniero delante; a 174 kilómetros de la civilización, si podemos considerar Oklahoma City como la puta civilización; y a un abismo de 1.100 millas del campus de Berkeley, de donde nunca tendrían que haber salido para seguir los pasos de Kerouac y a donde deberían volver algún día para meterle a Mr Chapman, el profesor de lengua, sus putas sugerencias literarias por el culo.)

-Está bien, Pete, désatame entonces para que pueda preparar la entrevista de trabajo (que es la forma más sutil que encuentra Brian de decir: dame una oportunidad para descargarte el revólver en la jodida sesera.)

-Todo a su debido tiempo, preciosa.

Las licencias lingüísticas comienzan a molestarle. Una niñería, en todo caso, comparado con el puñetazo en la sien que le deja KO.

Tras otra eternidad de negrura, Brian regresa a su dolor de cabeza. La trama se complica. A su derecha, tres bolsas oscuras aguardan alineadas su carga, como las de forense, como las que los Steakhouse de la ruta exhiben orgullosos para intimidar por la contundencia de su vacuno; ni rastro de Billy, Bob y Truman en la estancia. Y Brian no sabe si compadecerlos o alegrarse por ellos. En una lata de grasa puede verse a sí mismo reflejado, completamente inmovilizado, inclinado sobre una mesa y con una bola roja en la boca. Pete se acerca por detrás…

-¿Tienes alguna preferencia?, dice el gasolinero, tras retirarle la bola.

-Hijo de perra.

-Tranquilo, preciosa. Nos haremos amigos.

-Cuéntame qué cojones es eso de los hígados, la barbacoa de Roger y las bolsas de cadáver. No creo que un paleto como tú dirija una red de tráfico de órganos y Juárez todavía queda lejos.

-Tengo amigos con negocios especiales.

Brian intenta ganar tiempo, pero la resaca y los golpes no son buenos estimulantes. A falta de una mano libre para tirar de pistola, busca algo con que distraerlo. La decoración de la trastienda tampoco deja lugar a la imaginación: una espada de general confederado, recortes de prensa con las hazañas de Timothy Mc Veigh y, oh sorpresa, el póster de El nacimiento de una nación, con un miembro del KKK luciendo antorcha.

Sin ideas, sin creerlo, Brian se rinde, resignado a ser sodomizado por un cateto en el culo del mundo, mientras algún salvaje mutila a sus tres amigos no muy lejos.

De repente, El rey del rock resucita y el pobre Brian adivina en un rincón una foto de grupo: son seguidores de Elvis y lo que brilla en el fondo son los neones del Strip de Las Vegas. Justo debajo, sobre el minibar, una caja de seguridad espera aburrida a que alguien la abra. Su número… 654.

(-Última mano, señores, hagan sus apuestas. Todo o nada..., piensa Brian.)

-Eh capullo, sé quién mató a tu colega el gordo anoche en el motel. Si te guardas la polla, te lo cuento; y si me dices dónde están mis amigos, abro esa caja.

...

P.S. Disculpen el lenguaje soez. Este el cuarto capítulo del primer experimento literario de un grupo de tarados entre los que me encuentro. Si alguien no lo conoce, puede seguirle la pista desde este post.

La nueva cara del PP


Decía una periodista del star system tertuliano en el Congreso del PP que la política es material líquido, y que el futuro de Rajoy va a depender de la capacidad de su nuevo equipo para llenar los telediarios los primeros meses: si hace una oposición visible y potente al Gobierno, la contestación interna se apagará definitivamente, sostuvo.

Por mi parte, del XVI Congreso popular me quedo con dos cosas. De un lado, confío en que los cuadros y la base hayan superado definitivamente el complejo del liderazgo moral de Aznar. Su discurso del sábado fue el de un impresentable enrabietado todavía por la derrota e incapaz de asumir que él y su corte de fanáticos fueron los causantes de los dos últimos fracasos populares.

La seguna reflexión es que Mariano Rajoy, prisionero durante cuatro años de un equipo impuesto por el que el que le señaló como sucesor -es el precio que hay que pagar por saltarse el trámite democrático, aunque sea interno-, ya es libre para ser Mariano Rajoy. Confié en él como político responsable y estuvo bien hasta el discurso del Parlamento en que se tumbó el plan Ibarretxe, cuando Mayor Oreja y Acebes le pedían que se tirase al monte. Luego se consagró a Federico y creyó que dejando crecer al monstruo iba a sacar 176 escaños.

Parece que ha aprendido la lección y sus primeras decisiones son absolutamente zapaterianas, movimientos efectistas de lavado de caro y guiño de seducción a la gran masa moderada e indecisa que otorga las mayorías. Dos mujeres al mando y un joven ocurrente, alejado de sotanas y aprendices de neocon, como portavoz.

Ese es nuestro chico, Esteban González Pons: un auténtico sofista cuando quiere y un malabarista del lenguaje siempre. Por aquí sus ocurrencias seducen e irritan casi partes iguales. En una época en que los grandes discursos políticos no son ni siquiera una aspiración, los previsibles roces con Pepiño Blanco auguran, al menos, grandes momentos televisivos; episodios culminantes del márketing político. Tengo mis dudas al respecto. Le va a tocar lidiar con las dos almas del partido y su trabajo puede ser un poco esquizofrénico. Tampoco se sabe cómo reaccionará la bestia mediática ante sus giros efectistas.

Rajoy ha apostado fuerte y un cambio tan radical después de ocho años necesita un gran esfuerzo didáctico. Tiene mi voto de confianza -que es el único que va a tener-: esperemos que domestique a la derechona. Este país no puede permiterse otros cuatro años así.

domingo, 22 de junio de 2008

Así que era eso


Qué cosas, amigo. Nos encanta pensar y llevábamos décadas buscando argumentos: a vueltas con la falta de un estilo propio o la debilidad física; con el cuento de la desvertebración nacional, de los futbolistas sin compromiso, con la leyenda negra y la Inquisición en la chepa; con la alergia a los símbolos, todavía usurpados... (siga cada cual).

Y ahora resulta que nada tenía que ver; que bastaba con encontrar un poco de talento y un grupo de competidores sin complejos; deportistas ambiciosos que no piensan en patrias, sino en hacer bien su trabajo y jugar con la videoconsola. Se trataba de eso: de una generación capaz de ganar cuatro Rolland Garros, o un mundial de baloncesto, o dos títulos de Fórmula 1. Profesionales serios que no evocarán a Ortega o a Machado en la victoria; modelos de publicidad que en su tiempo libre son los mejores en lo suyo; jóvenes que no vibran con los himnos, ganadores obsesivos a los que no les tiemblan las piernas.

Lo otro es cosa de locos; y yo, amigos, me voy a a la cama inmensamente feliz.

jueves, 19 de junio de 2008

Patrias y fútbol


Se ha desatado en el mercado de Vicenzo Vucciria una respetuosa pero furiosa batalla dialéctica a cuenta del España-Italia del domingo. Versa sobre conceptos tan inestables como el fútbol o la patria. Me guardo la opinión y les invito a que asistan al intercambio de argumentos. Tienen el enlace aquí al lado, sexto derecha.

No obstante, aprovecho para recuperar un fragmento que he leído esta mañana, precisamente, sobre fútbol e identidades nacionales. Pertenece al volumen El fútbol o la vida, dentro de un artículo de Arcadi Espada.

(…) “Y ahora por fin, después de este repaso se revela todo, les revelo todo. ¿Qué es lo único que cuando pronuncio “yo soy” aún tiene sentido para mí? Les recuerdo: he intentado ser español, catalán, italiano, intelectual de París, barcelonés, argentino, andaluz, europeo, mediterráneo, etcétera etcétera. Pues bien, yo soy del Real Madrid Club de Fútbol. Han pasado tantas cosas, ha pasado todo y ya no cambiaré. Estoy en la crecida de la edad y debo decir que es la única identidad que ha superado todas las pruebas, pruebas algunas de ellas verdaderamente sensacionales: jugadores absolutamente toscos, presidentes impresentables, aficionados ruines (favores arbitrales por favor, no). Por tanto, la pregunta permanece: ¿qué es una patria, qué es una identidad? Una identidad es aquello a lo cual le colocas una camiseta y siempre está guapo. A cualquier tipo de la vida, por muy ruin y zafio que sea, le colocas la camiseta blanca y reluce, reluce y se hace de inmediato inocente. Y eso es una identidad: una camiseta colocada, dispuesta, presta a disculpar cualquier atrocidad del destino.

(…)

-Mire, Espada -me dijo una vez Pablo Porta-, el fútbol es un deporte que no tiene ningún interés. Desde el punto de vista técnico es una cosa muy rudimentaria. Cuenta demasiado el azar, es muy poco espectacular y no requiere tampoco hombres especiales porque es fácil enmascarar la mediocridad entre once- diagnosticó. ¿Sabe usted lo único que aguanta el fútbol?¿Sabe usted por qué no ve nunca un partido entre Nigeria y Taiwán a pesar de ser los mejores del mundo? Pues no lo ve porque lo único que aguanta el fútbol, Espada, es ser de alguien.

(…)

Ustedes me disculparán, pero estoy muy feliz, muy contento, satisfechísimo en suma, de que la única de mis identidades que ha logrado sobrevivir al paso de los años se vincule a algo tan irracional como es el fútbol.”

martes, 17 de junio de 2008

187 millones de muertos


Acaba de presentarse un libro en Madrid que reflexiona sobre el peligro de las ideas, sobre los atropellos que se han cometido y se siguen cometiendo en nombre de una posición.

Parece demasiado complejo, en todo caso, para abordarlo aquí. ¿Está el peligro en las ideas o en las sociedad enferma que genera, alienta y respalda a los monstruos? Ustedes dirán.

Aprovecho esto como pretexto para compartir con ustedes una reflexión de Aristarain (Lugares comunes), sobre la lucidez, sus peligros y el vacío de la certeza.

"La lucidez es un don y es un castigo: está todo en la palabra. Lucidez viene de Lúcifer, el arcángel rebelde, el demonio. Pero también se llama lúcifer el lucero del alba, la primera estrella, la más brillante, la última en apagarse. Lúcido viene de lúcifer y lúcifer viene de lux y de fero, que quiere decir el que tiene luz, el que genera luz, el que trae la luz que permite la visión interior: el bien y el mal, todo junto, el placer y el dolor.

La lucidez es dolor, y el único placer que uno puede conocer, lo único que se parecerá remotamente a la alegría será el placer de ser consciente de la propia lucidez; el silencio de la comprensión, el silencio del mero estar. En esto se van los años, en esto se fue la bella alegría animal."

domingo, 15 de junio de 2008

De purísima y oro



No me gustan los toros. Si estuviera en mi mano, haría desaparecer la "fiesta nacional" con un chasquido de dedos. Mis argumentos no son nada humanos: me duele el innecesario sufrimiento del animal, pero tampoco me quita el sueño. Simplemente, creo que un pueblo no puede unirse en torno a una liturgia que acaba en muerte, por mucha antropología, arte, versos y milenios de hábito que respalden a la tradición: de ahí jamás puede salir nada bueno. Luego hay cuestiones más banales, como que me irrita la gente que pide a otros el valor que no tiene y poco menos que le exige la inmolación con el único argumento de haber pagado una entrada.

Tampoco sé mucho de las suertes de este negocio. Me lío con los nombres de las piezas de la indumentaria y me siento incapaz de distinguir una chicuelina de una media verónica. Además, todo en el tendido parece pétreo, recalcitrante, con aroma a naftalina.

Descubrí a José Tomás hace muchos años, por los comentarios de ese periodista, ejemplo a evitar, llamado JRdlMorena. Comencé a bucear por internet, por mera curiosidad, y encontré algunos vídeos que me emocionaron. Una de esas cosas que pasan pocas veces, como cuando te enamoras, por ejemplo, o como cuando a los ocho años te das cuenta de que has encontrado tu casa y que por nada del mundo pisarás otro estadio de local; sentí la certeza absoluta de que por escaso bagaje que tuviera -y yo no había estado en una plaza en mi vida- estaba ante el mejor torero que había existido.

Antes del descubrimiento pensaba, por algunas corridas que había visto de niño en casa de mi abuelo, que todos los toreros hacían más o menos lo mismo: capote, banderillas, muleta y pinchazos; al ver a JT me di cuenta de que su arte era como quitarle a todo lo que hacían los demás la vulgaridad, el artificio, el barroquismo y el valor impostado. Busqué en el diccionario y eso se llamaba esencia. El resto me seguía pareciendo lo mismo.

Luego conocí algunas cosas que me conquistaron definitivamente. Como que se niega a ser televisado (recuerden el ejemplo del Negro jefe), que huye de las estampitas y de las cortes de aduladores con aliento de fino; y que prefiere dedicarle una faena a Sabina antes que al rey.

Pude verlo en Valencia, creo que en 2002: todo fue gris. Luego vino la ausencia de un lustro y, al fin el regreso, ruidoso hasta la saturación, y con las televisiones de nuevo a la cabeza del efecto Liverpool, esta vez, sobre un torero.

En la última semana se ha consagrado definitvamente con seis orejas en Las Ventas, y según los expertos, es el mejor torero en muchas décadas. Dicen que sería feliz muriendo en la plaza; que prefiere una cornada a dar un paso atrás, y que vive persiguiendo el fantasma de Manolete, otro torero republicano e injustamente vinculado al Franquismo.

Sigo pensando que habría que acabar con esto, pero mientras nos ponemos a ello... qué quieren que les diga. Les dejo el vídeo de lo que ha ocurrido hoy. Ha sufrido tres cornadas y está grave. Más abajo, cuatro versos de Joaquín Sabina.

Y no se corten, estoy listo para el trance antitaurino.

"Otra vez sin hincarte de rodillas,
otra vez dos orejas por faena,
otra vez susto y cal, morbo y arena,
otra vez empapando las camillas."

martes, 10 de junio de 2008

Crímenes perfectos

Llámenme iletrado, pero no he encontrado una aproximación más breve y más directa a lo que fue el terror de la Junta Militar contra toda una generación. Apenas dos versos de la que para muchos es la mejor canción escrita por Andrés Calamaro.

"Me parece que soy de la quinta que vio el Mundial' 78;
me tocó crecer viendo a mi alrededor paranoia y dolor"

Vicè, toma 2



Por cierto, ¿cuáles son sus canciones favoritas de AC?

España encarrila su eliminación en cuartos


Arranque de poderío; control del esférico; contundencia en ataque; licencia para soñar...
Si alguien no ha tenido un deja vu esta tarde que pinche en la foto.
Tómenselo con alma.

lunes, 9 de junio de 2008

"De sobra sabes, que eres la primera"

Vicè, el viajero vecino del quinto derecha, propone el reto, casi nada, de resumir en cinco canciones la banda sonora de nuestras vidas. Cojo el pañuelo, y ante el miedo escénico intento ganar tiempo. La primera de mi quinteto es, indiscutiblemente, Y sin embargo. La conocerán: una genialidad del maestro Sabina. La canción es la respuesta del hombre al desgarrado canto de la mujer de Y sin embargo, te quiero, una de esas coplas de Quintero, León y Quiroga, que compone el hilo musical del franquismo.

Es un himno indiscutible del amor canalla, egoísta, pero, al fin, entregado que siempre ha vendido Sabina en su obra. Y también es un clásico en sus recitales. Les pongo la versión de la gira que dio acompañado de Olga Román, una voz increíble, que da pie al tema del maestro de Úbeda. Y sin embargo, no puedo dejar de recomendarles el momento que se vivió en el histórico concierto que ofreció en el Gran Rex de Buenos Aires, ante miles de personas que me siguen poniendo los pelos de punta con aquel coro irrepetible.


viernes, 6 de junio de 2008

La bèstia d'Alcoi


Xavi Castillo tornà anit a Moncada amb un espectacle ja conegut. Parodiava l'elecció de València com a organitzadora de la Copa del Amèrica i reflectia el desconeixement del poble sobre esta competició ("açó qué ès?", no parava de dir). Tot alló farcit de les habituals crítiques al poder polític i eclesiàstic valencià (l'arquebisbe, Zaplana, Camps, Rus i Rita, massa Rita) en el seu estil brusc, popular, excesiu, irreverent, molt incorrecte i de vegades complaent amb els tòpics dels progresistes.

Bé, jo m'ho passe fenomenal en este bèstia. Ric fins a fartar-me i m'ho prenc com una miqueta de terapia abans de tornar a la tristor de la realitat mediàtica als mitjans públics. Perque en una terra en tant de material per a fer humor (polítics com Fabra o Zaplana, personatjes exòtics al voltant del futbol o les falles, grans esdeveniments, calatravas, terres místiques, sorolls a les zones de festa, barracons, col·lapse a les urgències dels hospitals, i molts punts suspensius), és una tragedia que l'enginy de guionistes i humoristes quede reduit a cercles privats o vetats pel poder, més encara si tenim en compte experiències com Vaya Semanita, al Pais Basc (crec que un guionista valencià treballà allà) o Polònia, de la TV3.

Per aixó, encara que les bestieses d'este tio no siguen la culminació del talent (a banda de que s'ha aprofitat molt be dels desencontres amb el PP) cal reconéixer la funció social que complix cada nit que ix a fer bronca.

jueves, 5 de junio de 2008

Exilios y obsesiones


Siempre he sido un tío simple. No me gusta mucho trabajar y las pequeñas rutinas me satisfacen. Puedo pasarme un verano buscando rinconcitos discretos para leer: una terracita junto al parque, un banco en el Botànic, escapadas en solitario a Las Arenas... pero vuelta al pueblo, siempre vuelta al pueblo; recoger a los amigos cuando a Lorenzo le entra modorra y empezar la liturgia de bar y cañas, conversaciones perfectamente prescindibles que engendran lealtades eternas.

Ya se imaginarán que mi exilio es más interior que de fuera (“No hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió.”). Mis sueños de escapada siempre obviaron el espacio; transitan por la línea del tiempo, los recuerdos que no tengo y las aventuras vividas por otros.

Hasta bien mayorcito viví ensimismado, soñando con haber sido un hijo del baby-boom, una cabecita más de la masa que poblaba Vallejo en las tardes de los primeros sesenta. Sí, una obsesión. Por suerte, un día Jerez me puso en bandeja de plata la cabeza de mi primer fantasma.

También he soñado con trabajar con Cortázar, y hemos subido juntos con un bloc en la mano los escalones rojos de sangre de cualquier construcción precolombina, mientras el gurú descabeza prisioneros para saciar la sed del Sol, y hemos escrito juntos La noche boca arriba.

Y asistí como corresponsal a la defensa de Madrid, lideré una turba de fanáticos homicidas en la toma la Bastilla y capitaneé una emboscada para robar fuego al principio de los tiempos; corrí delante de los grises, remonté el Congo y me emborraché con Chinaski en una casa de putas.

Estos son mis exilios, pero para vivir no puedo irme a Noruega con ustedes. Mi patria son mis amigos, mi familia, mis amores fracasados y mis obsesiones. Y al menos en esta vida, cada una de ellas habita en Valencia.

martes, 3 de junio de 2008

¿Cómo pudimos? (Espejos)


"Ser boca o ser bocado, cazador o cazado. Ésa era la cuestión.

Merecíamos desprecio, o a lo sumo lástima. En la intemperie enemiga, nadie nos respetaba y nadie nos temía. La noche y la selva nos daban terror. Éramos los bichos más vulnerables de la zoología terrestre, cachorros inútiles, adultos pocacosa, sin garras, ni grandes colmillos, ni patas veloces. Ni olfato largo.

Nuestra historia primera se nos pierde en la neblina. Según parece, estábamos dedicados no más que a partir piedras y a repartir garrotazos.

Pero uno bien puede preguntarse: ¿No habremos sido capaces de sobrevivir, cuando sobrevivir era imposible, porque supimos defendernos juntos y compartir la comida? Esta humanidad de ahora, esta civilización del sálvese quien pueda y cada cual a lo suyo, ¿habría durado algo más que un ratito en el mundo?"

Galeano regresa, como siempre, para machacar nuestras conciencias y recordarnos lo que pasa en el mundo. Mujeres, razas, norte y sur,... Espejos, en las estanterías desde hace unas semanas, se presenta como una sucesión de 600 breves historias que, unidas, componen la memoria de la humanidad. Ideológicamente, se mantiene en la trinchera, con lo que el libro que tengo entre manos se me antoja otra obra imprescindible. Ya les cuento.

domingo, 1 de junio de 2008

"Minor swing"



Primera aportación musical a la casa.

Hablamos del gitano: lo recordarán por Acordes y Desacuerdos, la magnífica película de Woody Allen en que Sean Penn, "el segundo mejor guitarrista del mundo", se desmayaba con tan sólo oír su nombre.

Django Reinhardt está considerado como uno de los mejores guitarristas de jazz. Nació a principios de siglo en Bélgica, y era un gitano en la dimensión más nómoda del término. Iba de pueblo en pueblo tocando el banjo, con una familia dedicada al espectáculo ambulante del oso y la cabra amaestrados. Tras un incendio en su caseta, varios dedos de una mano perdieron su movilidad así que comenzó a tocar la guitarra que le regalaron durante la convalecencia con un estilo muy personal.

Poco más conozco del personaje, pero las pocas anécdotas que circulan sobre este artista muestran su genialidad. En una gira en la que tenía una cita con un gran maestro del jazz se despistó y terminó jugando al billar, todo un espíritu libre; en otra ocasión, tras una soberbia actuación frente a otro de los grandes, éste se le acercó entusiasmado para pedirle las partituras al genial gitano. Django era puro talento, improvisación y, además, analfabeto.

Aquí dejo una de sus creaciones más populares. Feliz semana.