lunes, 29 de septiembre de 2008
Jorge Alarte
Pues ya está. Este señor, Jorge Alarte (34 años, alcalde de Alaquàs con tres mayorías absolutas, hijo político de Ciscar con posterior asesinato freudiano), es el nuevo líder del socialismo valenciano. Se ha decidido así en el XI Congreso Nacional celebrado este fin de semana en el Palau de Congresos de València, y la mitad del partido (lermistas, antilermistas de Ximo Puig, romeuistas, federalistas, izquierdosos y mediopensionistas) le considera un prepotente, un españolista, un producto de mercadotecnia sin contenido ideológico o todas esas cosas a la vez.
Varias conclusiones de este despistado metido a analista.
1. Cambio. Eso es evidente. Un chico de 34 años asume la responsabilidad y abrirá puertas y ventanas para dejar entrar nuevas ideas y nuevas personas. El objetivo es lanzar a la sociedad un mensaje de renovación de rostros y actitudes tras 13 años de derrotas y una sensación de terrible apatía, clientelismo y acartonamiento. Por si alguien es insensible a la sutileza, Alarte ofrendó al dios del cambio cuatro cabezas (Lerma, Ciscar, Alborch y Asunción) el día de su presentación para demostrar que lo suyo no es un recurso retórico. Y por si fuera poco, en su discurso de victoria homenajeó a Ciscar y Lerma, para cerrar heridas por la boutade de hace año y medio, pero para insistir en que su tiempo ha pasado.
Pero si hay algo cierto en este partido es que nada es definitivo. La influencia de las viejas familias sólo será superada con una victoria electoral. Dice un compañero que no hay mayor independencia que la que da la capacidad de firmar nóminas. Alarte debe ganar para que la amalgama que tiene detrás sea alartismo y no pequeños lobbies que sindican apoyos a cambio de asientos. Tiene tres años. Quizá poco más.
2. Ideas. Este congreso deja una paradoja acojonante. La ponencia, coordinada por la número tres del Gobierno de España, hablaba de adecuar el mensaje a la sociedad actual. Y eso pasaba por un viraje al centro, explicitado en mayor o menor medida, pero incluido; además, quería eliminar del nombre la referencia a País Valencià. Los seguidores de Puig y Romeu (que confluyeron de la mano a la última votación) enmedaron el texto de arriba abajo, imponiendo la visión del alma más esencialista del partido. El momento más paradigmático se produjo el sábado, antes de votar. Un centenar de militantes, con Puig y Romeu a la cabeza, tomaron el vestíbulo al grito de País Valencià, País Valencià!; era la apuesta federalista de esa candidatura.
Alarte ha guardado silencio sobre la polémica ponencia que, recuerden, venía avalada por Leire Pajín, cuyo apoyo (nunca público) ha sido una de las claves de su victoria. Y aquí viene la ironía: Puig gana la batalla de las ideas (el partido se enroca en su postura más federalista, valencianista e izquierdista, al menos en lo simbólico), pero ha perdido la batalla de los nombres, con lo que otro deberá gestionar su proyecto. A ver por dónde respira Alarte.
3. Proyecto. Nada se sabe todavía. Se le ha achacado al de Alaquàs durante año y medio falta de contenido. Él argumentaba que el problema es de liderazgos y mostraba una alternativa muy en la línea de la política moderna (ZP, sin ir más lejos). Yo pensaba que este fin de semana iba a explicitar ideas, líneas de oposición, argumentos y profundidad ideológica. No ha sido así. Pero sus discursos han sido efectivos: consolidó la idea de que él venía a cargarse los viejos modos y ganó el congreso; quizá no convenció, pero eso empieza ahora.
Habrá que ver cómo gestiona los asuntos más espinosos, el victimismo del PP y el abismal cordón sanitario que ha creado Camps entre el PSPV y la sociedad a través de C9.
Así están las cosas. Un partido dividido y este hombre en medio, con la necesidad de convencer y cohesionar a los militantes para poder llegar a la sociedad de una vez por todas como alternativa creíble para gobernar.
P.D. Mi opinión sobre la cuestión de las siglas se dio una hostia contra la voluntad del partido. Sigo pensando que el Palau de la Generalitat se tomará por otro camino, quizá por el del liderazgo joven y moderno que insinúa Alarte.
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5 comentarios:
Fa una setmana o dos, ara no sé exactament vaig estar a un sopar on estaven part important dels delegats que han fet possible que siga Alarte l´elegit, i vaig acabar diguent que renunciava a ser socialista, que me deixava el partit.
Però bé, Alarte és la millor opció que tenim. Altra cosa és el que jo pense, o com seria el meu partit ideal, però al meu partit ideal no el votarien ni quatre gats, així que penssant en el millor per a tots, amunt Alarte. I guapo que és eh?
Me done tres anys per a decidir si abandone la militància o no.
Mucho más agradable a la vista que otros cuántos que se pasean, sí.
veamos, veamos
Sabe que pudimos verle en la tele? sí,sí, a usté, sr Nota, asomó un fragmento de usté en las noticias de Canal 9, jajajajajajaja. Qué qué hacía yo viendo esas noticias (lo de noticias por llamarlo de alguna manera, jeje)? pues nada, que uan necesita saber qué critica, y hay que ver cómo me irritan...
Saludos POP, estupenda su foto, siéntase importante!jiji!
Alarte? Pues tan malo como cualquier otro. De momento a la espera, pero a mi me cuesta dios y ayuda votar al PSPV... no se puede cumplimentar un catálogo de despropósitos tan completo desde la oposición, me temo. El PP es peor, sí, pero es consuelo de ir por casa que no ayuda mucho.
Ya vorem, pero por si acaso le dejo con un refrán valenciano referido a un santo que hicieron con madera de codonyer (árbol de la granada ¿granado?)
Si quan eres codonyer no feies codonys, els milacres que faces ara me'ls pase pels collons.
Pues eso.
Bon embolic, Diafebus. Els codonys del codonyer i les mangranes del mangraner.
Yo no sé cóm d'espanyoliste serà el tal Alarte, pero fins ara el PSPV (proponc una tercera via: mantindre les sigles i canviar el nom: Partit Socialiste del Poble Valencià) no és q haja eixercit massa de valencianiste. De fet, té fama de no tindre cap autonomia respecte a Madrid.
I en tot cas, és difícil fer-ho pijor que els que estaven. ¿Quànts anys portem sense oposició?
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