lunes, 25 de agosto de 2008

Réquiem por el Bernabéu



Aún conservo vídeos con los partidos más grandes que se celebraron en mi infancia, en el Calderón, Nou Camp, Bernabéu. Eran los primero noventa, cuando el sistema todavía tomaba posiciones y no guiaba la forma de vestir, hacer, ser, de los jóvenes. En los estadios, detrás de las porterías, reinaba el desorden, un vivero de salvajismo. Los estadios, a cambio, regalaban una banda sonora acojonante. Cada campo tenía sus propios sonidos, y lo podías reconocer en esos segundos en que encendías la tele y mientras la imagen no había aparecido ya se escuchaba la narración de Miquel Àngel Picornell.

Aquí también cayó el muro, llegaron los asientos y las familias regresaron enteras y tranquilas a los grandes estadios. Todo fue más civilizado, nos convertimos en gourmets del balón y los tenderetes de las galerías del Bernabéu comenzaron a ofertar hot dogs y palomitas.

La civilización dio paso a la despersonalización y, ahora, en medio del desconcierto, las bocinas han tomado el control. En algunos lugares, al norte y al sur, aún puedes adivinar con los ojos cerrados cuándo se monta con furia un contrataque, cuándo se fuerza un córner o cuándo el equipo local ha puesto cerco a la portería rival. Nada de eso se distingue ya en casa del Real. Y la fiebre avanza.

jueves, 21 de agosto de 2008

Randy Newman (con la coca)

Guilty (sigo de vacaciones)

sábado, 9 de agosto de 2008

Victoria, Soledad y Andrés



Calamaro sabe hacer grandes discos y en obras extensas, como Honestidad Brutal, combina las canciones depresivas, oscuras y filosóficas con temas más prosaicos, anecdóticos, divertidos. Victoria y Soledad es un gran ejemplo.

Sinceramente, pensaba que esos nombres eran metáforas del estado de ánimo ciclotímico que le dejaría la coca en aquellos años. Joder siempre sobreestimamos a los artistas. No se lo creerán, pero Victoria y Soledad son musas de carne y hueso, como Jimena, no sé si como Penélope.

Buscando las letras para un amigo me encontré recién con esta historia: dos niñatas de 18 años merodeando por el backstage tras un concierto, uno de esos cachondos argentinos de asistente y un encuentro mágico de apenas unos minutos ("Las dos eran demasiado pero una no era poca"). "No hubo lugar para el amor" ni "lo más triple que se puede pedir"; todo fue platónico. Andrés, todo un caballero, les escribió una canción.

Diez años después, Victoria y Soledad (al parecer se las conoce como las mellizas petardas) residen en el barrio de Palermo Hollywood (Buenos Aires), zona frecuentada por el mundillo del show televisivo de la capital. Son modelos, desfilan en ropa interior y en verano hacen bolos, aunque no sé de qué.

En septiembre apareció este reportaje en Interview así que querrán hacerse un hueco en el mercado del petardeo español. Tienen buen padrino, trátenlas con cariño. Supongo que cuando vuelvan a escuchar la canción comprenderán ciertos versos.

viernes, 1 de agosto de 2008

Fiesta en Pekín


Sólo falta una semana para que arranquen otros Juegos Olímpicos. Aún hay tiempo para los compromisos políticos con las regiones que los acogen; para las denuncias a los intereses de las grandes multinacionales que financian las competiciones, para la condena al doble rasero moral del Norte y el Sur. En unos días todo se evaporará, nos olvidaremos de las penas de muerte y de la esclavitud infantil para prestar toda la atención a las heroicidades de los dioses modernos.

Mientras tanto, una última reflexión, de la mano de Ignacio Ramonet. No se preocupen, el tufillo de nostálgico del maoísmo se disipa tras el segundo párrafo. Pero China no saldrá de la agenda con la clausura de los JJ OO. Lo que ahora es una capa de mierda en el aire que pone en peligro la maratón, desde el 25 de agosto debería convertirse en una preocupación mundial. Fíjense sino en los datos medioambientales del final del artículo. Tenemos un problema.