martes, 8 de julio de 2008

Más allá

Meses antes de que mi abuela muriera, en uno de esos achaques que la encerraban en el hospital unos días, mi madre vio una imagen de Jesús apareciendo sobre los pliegues de las faldas de la sabana, en la cama de la abuela. Conforme apareció, se fue difuminando hasta desaparecer. La abuela salió del hospital, con unos meses más de agonía para todos. De eso hace más de una década.

Hoy en la comida nos hemos acordado del abuelo. Murió el 14 de junio de hace dos años, horas antes de que España jugase un partido del Mundial de Alemania. Mi madre decía que tenía que haberle pedido ayuda al abuelo para el examen que hice el pasado 14, que me habría dado fuerza.

Hace un rato he bajado las escaleras, buscando la fresca del salón para poder dormir. No he llegado al último peldaño. Me ha invadido una ráfaga del olor de mi abuelo, mezclado con la lana de la chaqueta, que entraba en casa todos los días cuando llegaba para comer. Puta sugestión.

Aquí me tienen: tecleando a las dos y media de la mañana esperando a que se vaya. Siempre he pensado que las supersticiones van ligadas a los pueblos y que con el paso del tiempo, unos y otras desaparecerán. No sé si alegrarme o brindar por ellas.

5 comentarios:

morena dijo...

Joder! en mi blog hay algo parecido.

Un beso

¡LLUEVE REVOLUCIÓN! dijo...

Son cosas por las que brindar. A mi me ocurre más que con personas, con ciudades. El otro día, caminando por un calle cualquiera del centro de Valencia, me vino uan ráfaga que olía a GRanada, no sabría explicarlo, pero sí, era Granada tal cual, con La Alhambrita y la cuesta de chinos, sí, olía a esa zona. No, no me refiero al olor general que emana de la ciudad y que en el recuerdo se confunde (no me refiero al pasar por bares o tiendas, sino por la calle sin más, sin un olor que viene de un lugar concreto sino del aire mismo), ni mucho menos, no era nada de eso, fue algo especial y duró escasos minutos...
Un brindis PoP por ello!

Vicè dijo...

A mi me pasa eso en las calles. La última vez que me pasó algo parecido fue en el Cabanyal, en mitad de una cretina comedia. Hubo unos segundos fugaces que creí estar en la Habana. A Diafebus le pasó lo mismo.

p.s.: Hablando de la cretina, usted mantiene en deuda un relato sobre la última cena... kaput?

Comtessa d´Angeville dijo...

Hi havia que matar-lo...

Unknown dijo...

Como controlas tu escritura, parece que te lo estés montando con una muñeca hinchable( o sin h), yo perdí al abuelo en diciembre 2007, putada.

Vuelvo por tu blog, for sure.
Muy bonita la foto del viejo manchado de leche, tienes un tacto muy fino y un gusto excelente.